martes, 2 de octubre de 2012

No es suficiente

Un niño que corría y jugaba se fijó una vez en un joven que era el foco de atención de otros niños, popular entre sus amigos y jugaba en el equipo de baloncesto. Quiso acelerar el tiempo para ser como él, así que cerró un par de veces los ojos y cuando quiso darse cuenta el niño se aburría demasiado siendo joven.

Entonces observó a un hombre y se dijo que allí se encontraría la felicidad: los hombres tienen un coche, una casa donde vivir con su mujer y sus hijos, el suficiente dinero para poder hacer cuanto les plazca, entrenar en vez de jugar. De repente llegó el coche, también la moto, se instaló en una casa confortable junto a su mujer y llegó a ser padre, tomando cuantas decisiones estaban al alcance de su mano, tanto en su casa como en el club.

Hasta que una mañana se miró en el espejo y se percató de que ese hombre en que se había convertido no es suficiente para él. Aquella misma noche soñó que el visir lo tomaba como pupilo y le enseñaba todos los entresijos del reino y al despertarse se encontró con las fuerzas recobradas entre un sinnúmeros de homus federativus en algún punto del reino. Tras el asombro inicial y después de muchas conversaciones que se le antojaban cada vez más intrascendentes el hombre puso su mirada en los visires, que servían al mismo califa y que ordenaban el curso de los distintos reinos del califato.

Ansió ser uno de ellos y tras suplicarle al califa cuantas veces pudo y de cuantas maneras se le ocurrieron, la ambición le salió por los ojos y por todo su cuerpo, así que abriéndose paso a empujones y desdeñando a los demás homus federativos se acercó al trono del califa y este lo alzó a su diestra como un visir más.

Pero no es suficiente, el necesitaba más, para poder alimentar su ego y su ambición, por lo que tras echar sus redes consiguió que cayeran en ellas dos club y gracias a estos pudo ser asambleitas en el reino de España, por un club de Cádiz y en el Califato Andaluz, por un club de Córdoba.

Pero no tiene limites, una vez que el califa no está, fuerza un gesto de agradecimiento al resto, anhelaba el trono y mirando en la completa obscuridad de su ser, se encuentra con el abismo inmenso de poder y de ambición, ansía con todas sus fuerzas echar sus redes para que otro club de la provincia de Cádiz, lo presente como candidato al trono, no le importa entonar la canción de la negociación y del diálogo, con tal de satisfacer sus necesidades de poder y ambición.

Cuando se enterarán los clubes, por mucho que le hayan prometido, que ellos sacarán una ínfima parte de lo que él sacará.

Cuando señoras y señores asambleístas vais a votar por el bien del BALONCESTO ANDALUZ y no por estos sujetos llenos de ambición y poder. Van a trabajar por ellos no por nosotros.

Y me temo que dentro de poco no será suficiente y ponga sus miras en el Reino de España, cuidado amigo sevillano.