Decir la verdad tal como uno la ve requiere mucho valor cuando uno pertenece a una institución. Pero desafiar a la propia institución exige aún más valor.
Cuando Kruschev pronunció su famosa denuncia de la era staliniana, cuentan que uno de los presentes en el Comité Central dijo:
"¿Dónde estabas tú, camarada Kruschev, cuando fueron asesinadas todas esas personas inocentes?"
Kruschev se detuvo miró en torno por toda la sala y dijo: "Agradecería que quien lo ha dicho tuviera la bondad de ponerse en pie."
La tensión se podía mascar en la sala, pero nadie se levantó.
Entonces dijo Kruschev: "Muy bien, ya tienes la respuesta, seas quien seas. Yo me encontraba exactamente en el mismo lugar en que tú estás ahora."
Por desgracia, resulta más fácil quedarse sentado que ponerse de pie, para poder decir lo que uno piensa. Nos quedamos sentados, sin dar la cara, criticando sin que nos puedan identificar para que no tomen represalias sobre nosotros, esperando que otro de el paso pero sin involucrarnos.
El hecho de no estar de acuerdo con la institución no quiere decir que estemos en contra de las personas de la institución, sino de las formas con que lleva la institución.
Las discrepancias pueden ser enriquecedoras, pero si lo toman como algo personal, conmigo o contra mi, la situación se descontrola, ya que lo toman como una confrontación.
Tienen que saber, que al ser profesionales, profesionales porque cobran un sueldo, sea mucho o poco, pueden estar sujetos a criticas por lo que hacen, por lo que las criticas son criticas profesionales y no deben tomarlas como algo personal, sino algo profesional, lo malo es que no suelen diferenciarlas y siempre la llevan al tema personal.
El problema es que los que formamos esta institución no desean levantarse, sino que desean promesas tranquilizadoras.
Al levantarme y expresar lo que veo incorrecto muchos de las institución me dicen:
"Lo que dices es verdad, pero no sirve para nada"
A lo que le contesto: no sirve para nada porque gente como tú no se levanta sino que se queda sentado, sin hacer que tu voz sea escuchada y tu rostro se vea, por lo que os animo a levantaros y ser vistos.
Por lo general, la realidad no es lo que es, sino lo que nosotros hemos decidido que sea. Primero sacamos nuestras conclusiones y luego hallamos la formar de llegar a ellas. ¿Qué es lo que te hace reaccionar: la realidad o lo que tú supones sobre ella?
No todos los que tienen los ojos cerrados están dormidos, ni todos los que tienen los ojos abiertos pueden ver.
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