Antes de empezar con este artículo quiero dar las gracias a todos por leerme y por vuestros comentarios, a ti también querido amigo anónimo, ya te dije que te equivocabas de persona, yo sigo siendo el mismo desde hace 33 temporadas que llevo en el mundo del arbitraje, en las canchas, no en el sillón.
Sé que el título os llamará un poco la atención pero lo entenderéis a lo largo del artículo.
Frecuentando un campo de golf japonés, un turista americano descubrió que, por lo general, los mejores caddies eran mujeres. Tranquilo Benji es un cuento.
Un día llegó bastante tarde y tuvo que tomar como caddie a un jovencísimo muchacho de diez años que apenas conocía el campo, tenía muy poca idea de golf y no sabía más que tres palabras en inglés.
Pero aquellas tres palabras hicieron que el turista no quisiera ya otro caddie durante el resto de sus vacaciones. Después de cada golpe, independientemente de su resultado, el pequeño rapaz golpeaba el suelo con el pie y gritaba entusiasmado: "QUÉ FANTÁSTICO GOLPE"
Lo siento, no puedo ser ese caddie que le ríe las gracias, que le brinda pleitesía, que le llama Don, el Don hay que ganárselo.
No puedo ser ese caddie cuando veo a los clubes buscar céntimos hasta debajo de las piedras para poder participar en las competiciones, y otros solo se preocupa de la disminución de las subvenciones y no buscar alternativas.
No puedo ser ese caddie cuando veo la gran diferencia que hay entre lo que pagan los clubes por los arbitrajes y lo que cobran los árbitros y encima tengo que aguantar que me llamen pesetero desde las gradas.
No puedo ser ese caddie cuando todavía estamos en la época de la dictadura y compañeros tienen que estar en la clandestinidad para ocultar que pertenecen a una asociación arbitral porqué le discriminan.
No puedo ser ese caddie cuando ves a compañeros con miedo para expresarse, ya que si lo hacen reciben la llamada de turno para ponernos al orden, perdón llamarles al orden, ya que a mi no me llaman, soy un caso perdido.
No puedo ser ese caddie cuando ves cada vez que hay recortes siempre es en actividades deportivas y en el personal, menos dietas y comidas.
No puedo ser ese caddie cuando en nuestro califato reina la ley de conmigo o contra mi.
No puedo ser ese caddie cuando tengo que pedir autorización para cualquier actividad de baloncesto que haga en mi tiempo libre, coartandome mi libertad y mis derechos como persona.
No puedo ser ese caddie porque simplemente soy un árbitro en la viña del señor.
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